Entradas

Imagen
Minicrónica de un primer discurso Alma Karla Sandoval Aparece con un papel en la mano que suelta pronto. La voz ronca, exhausta de siete meses y lluvia. Toma aire, habla de libertad para los jóvenes, de la política del amor, de la justicia social y ambiental, de la paz como un gobierno de la vida (y algunas lloran cuando le da el micrófono a una madre que exige justicia para su hijo asesinado entre la marea de las protestas, por otros entre los falsos positivos). Aclara que no habrá persecución, sino pluralismo, que los diez millones que votaron por Hernández tienen lugar de su lado. No pronuncia el término "unidad", pero sí menciona los acuerdos nacionales, las reformas (y llega un Mockus avejentado a esta cita con el triunfo), también agrega que habrá que desarrollar el capitalismo "no porque lo adoremos, ojalá democrático" (y algunos silban), las nuevas formas de "relacionamiento de la humanidad a partir de las nuevas tecnologías", de redistribución si
Imagen
Todos los mares llevan a Virginia Alma Karla Sandoval   Querido Leonard: Esta es la carta que no encontrarás, dejé una donde te digo que sólo pude ser feliz a tu lado.   Así debía ser para honrar tu compasión, tu fuerza ante las voces que ya no podía dejar de escuchar o las visitas del mismo arlequín que veo por las mañanas en el pasillo de la biblioteca. Sí, querido, debía decirte algo más bello que una frase con la cinta de la gratitud antes de tomar la decisión, de negarme un nuevo otoño con castañas y hojas de oros tristes, ambivalentes, para la nieve de enero.    Tenía que ser cortés en aquellas frases, escribir para tu calma.      Mi realidad es otra. Cada segundo trae consigo un poco de mal. El tiempo no es bueno y la vida que él nos arranca con todo y sus días luminosos, nunca nos compensa. Ay, Leonard, fuiste necio. Ayer te vi llorar porque hace mucho que no quiero recibir a nadie ni comer normalmente. Pero por la tarde me reconfortó ver la mirada de la enfermera Loise que h
Imagen
 La decadente Emily en un París que ya no existe Alma Karla Sandoval De la primera a la segunda temporada, Lily Collins, la actriz que interpreta a Emily en París, perdió algunos kilos. También Philippine Leroy-Beaulieu , quien encarna a la madura ejecutiva francesa y antagonista de la serie. Comenzar con esta observación puede ser frívolo, pero resulta muy diciente en una producción punta de lanza de la estupidización del feminismo blanco. La joven estadounidense, experta en marketing y redes sociales, creativa, ingeniosa, todo un remake de Legalmente rubia , pierde chispa en esta segunda entrega. Finalmente la transforman en la Barbie que parece niña imponiendo un modelo imposible de cuerpo saludable con una actitud de sociópata analfabeta como otro personaje de la misma serie la define.   Pero no es solo eso, la chica del cabello ondulado a todas horas, de clóset amuse , una profesional que se autoexplota (diría un filósofo coreano) es culpígena, insegura, narcisista, histérica al
Imagen
Crónica de un discurso en la zona de promesa   Había perdido un país, pero había ganado un sueño. Roberto Bolaño   Los estallidos sociales prepandémicos en Chile, las violaciones a los derechos humanos con las cuales respondió el gobierno de turno dando por hecho la criminalización de la protesta; la mirada de una dama que de primera no tenía más que el asco hacia el pueblo, al que consideraba un grupo alienígena; asimismo, el alto costo de la vida en un país privatizado que, como se sabe, fue el laboratorio del neoliberalismo en nuestro continente en la era de Reagan y Teatcher, cuyo marco impulsó un plebiscito dudoso en los ochenta para aprobar o rechazar la constitución política elaborada por la dictadura militar encabezada por el general Augusto Pinochet; todo ello, aunado a la desigualdad social inaguantable, la precarización que detonó la expansión del narcotráfico, el exterminio de los mapuches, el abuso de la inversión privada, de las mineras como Dominga que demost
Imagen
  Jane Campion y sus hilos de agua Alma Karla Sandoval        Nos enseñan qué es el tono cuando estudiamos literatura, que aprendamos a distinguirlo requiere montañas de novelas. También nos hablan del narrador, del cronotopo y de la atmósfera. Para entender este último elemento es necesario ver buen cine. Jane Campion (1954), directora nacida en Nueva Zelanda y fanática de Frida Kahlo, es una maestra en el arte de crear ambientes con imágenes sensoriales, subterráneas. El genio de la creadora de “El piano” (1993) radica en su dominio de la teoría del iceberg. Lo que vemos en pantalla es un pedazo de emoción que congela, pero nos derrite. Esa paradoja poética es su sello. Los personajes que habitan esas historias llevan un mundo por dentro que irá asomándose de a pocos. No en balde hay agua en sus narraciones, purificaciones internas donde el cuerpo se hunde para lavar la vida.      “The Power of the Dog” (2021), la más reciente entrega de Campion, referida como un femiwestern po
Imagen
Cómo ganarle a la muerte con una novela imperfecta Me van a odiar con esta columna, lo sé. Dirán que respete la memoria de Almudena Grandes o mejor aún, que debo esperar a que su cuerpo se enfríe para decir que no entiendo cómo afeitar el pubis de una menor de edad nos resultaba tan erótico hace treinta años: “Porque eres muy morena, demasiado peluda para tener quince años. No tienes coño de niña. Y a mí me gustan las niñas con coño de niña, sobre todo cuando las voy a echar a perder”, le dice Pablo, profesor universitario, a la joven en una escena de Las edades de Lulú (1989) que mucha gente, estoy segura, emuló.      Igual  muchas compramos el perfil de ese personaje, el fuck boy narcisista maligno, reforzando la antigua idea de caer rendidas ante una masculinidad cruel en nombre del amor masoquista que, con tal de darle gusto al otro, nos rebaja y pervierte.   Advierto que no soy fiscal ni motiva estos párrafos una moralina amarga. Hemos leído a Nabokov, al Marqués de Sade sin
Imagen
  Cuando la escritura desea ser deseada Alma Karla Sandoval Si el texto debe probar que me desea, tendríamos que corresponder releyéndolo, en algunos casos, defendiéndolo. Para eso escriben algunos, para que los quieran o no los abandonen. El lenguaje, cuando no repele, se encuentra erotizado, cargado de un carisma irresistible, de un estilo atrayente. Si de por sí es difícil la escritura, sin que alguien nos lea o responda al coqueteo, esta se traduce en un martirio.       Las escritoras lo saben, lo sufren un poco más, aunque eso no signifique que a ellos no les afecta la ausencia de lectores. Por eso los buscan estratégicamente. Sin pudor, les pasan sus libros inéditos a varios amigos para ver qué opinan. No es extraño que cuenten con una ex, una novia, una amiga lectora contumaz, una amante o lo que sea, dispuesta a retroalimentarlos, a nutrirlos. Con esa sangre vuelven al texto, corrigen, desechan, acicalan sus obras. A veces consiguen el objetivo: seducir a una editorial, a u