Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2021

Ella no es George Floyd

Imagen
  Ella no es George Floyd  Alma Karla Sandoval El alarido mientras la someten nos dice poco. Ese crimen en plena vía pública, presuntamente perpetrado por cuatro policías de Tulum, da fe de nuestra indolencia. México, no nos hemos cansado de repetir, es una nación feminicida. Y si no lo creen, miren y vuelvan a mirar el video. La actitud de los elementos de la fuerza pública es similar a la que tienen los matarifes en los rastros. Esposada, torturada en el piso, la mujer no alcanzó a ser trasladada en una patrulla a quién sabe dónde la llevarían antes de a una celda como si se tratara de un cerdo. Después de todo, ya antes lo había dicho Erasmo de Rotterdam: “La mujer es, reconozcámoslo, un animal inepto y estúpido, aunque agradable y gracioso”. Al Fuenteovejuna simbólico, pero también literal, se suma esta frase: “Ya no se mueve” que se escucha en los videos. Cuatro palabras que dice la gente alrededor, transeúntes del sábado por la tarde, quienes contemplan a la usanza del coli
Imagen
  Feminismos del reencantamiento Alma Karla Sandoval La cadena es la impronta capitalista en nuestra subjetividad. Hoy se traduce en una tecnoidolatría que vuelve cierta la amenaza de Julian de la Mettrie, ese hombre-máquina, adorador de la inteligencia robótica que, a punta de algoritmos, podría responder desde la más ardiente misoginia. Para subvertir esa lógica, debe alzarse el retorno de la mujer-naturaleza entendida como un cyborg nómade, una especie reinventada en plena floración pre, intra y postpandémica, no solo porque el virus que nos confina la mata menos, sino porque en una existencia medicalizada, la zona cero de una verdadera revolución se jugará en los úteros de las que deciden siendo autónomas. Advertimos que no proponemos una separación simplista entre lo inorgánico y lo orgánico, sino una fusión de los alcances tecnológicos, al servicio de nuestras metáforas, es decir, nuestros anclajes con que imaginamos el mundo.   La flor, ergo, es la mujer cuya potencia de p
Imagen
Era el sonido de su mundo derrumbándose Alma Karla Sandoval   Un corazón rojo en una ventana de WhatsApp. Miles de kilómetros de distancia y un tiempo sin tiempo confinando. Solo un corazón rojo porque los hay verdes, amarillos, negros, azules y violetas como las lentes intraoculares con las que miro el mundo. Regreso a lo rojo. Segundo día de menstruación. Cada mes tengo más miedo de que la sangre no vuelva. Tomo colágeno, ácido hialurónico. Camino subiendo las pendientes de un fraccionamiento con palmeras. Soy una mujer sola por más corazones rojos y videollamadas. Como todas, espero a Godot de este lado de la vida en medio de la peste. Digo “este lado de la vida”, pero no sé dónde queda eso. A ciegas, como una poeta conversando en la penumbra, resistiendo. Pero me interrumpo, aunque viva en obra o el mito siga dando de comer – hemos aprendido que siempre es por ahora, que siempre es todavía, como aseguró Machado – ; me detengo, decía, dejo de escribir porque suenan las notific